FILOSOFÍA DE LA EDAD MEDIA
La Filosofía Medieval
Nombre dado por la Iglesia
católica a los autores que establecieron la doctrina cristiana antes del
siglo VIII. Los escritos de los Padres, o literatura Patrística,
sintetizaron la doctrina cristiana tal y como se encuentra en la Biblia,
especialmente en el Evangelio, los escritos de los Padres Apostólicos,
las máximas eclesiásticas y las decisiones de los concilios de la
Iglesia. Facilitaron un conjunto doctrinal articulado de la enseñanza
cristiana para su transmisión por todos los rincones del Imperio romano.
Hay
que tomar en cuenta que al principio la Iglesia no quería saber nada de
la filosofía, ya que estaban bajo la impresión de la nueva vivencia de
su fe. Gracias a San Agustín, se puso un sí positivo a la filosofía.
Nosotros queremos dice San Agustín, hablar no solo con la autoridad de
las sagradas escrituras, sino también basados en la universal razón
humana (Ratio: relación entre dos cantidades). Si los filósofos han
dicho algo que exacto ¿por qué no lo hemos de aceptar?, al fin de
cuentas puede incluso servir para razonar la fe y para comprenderla
mejor.
En el siglo IV, la Patrística alcanza su plena madurez.
Es el momento en que los herejías han alcanzado su mayor agudeza y el
gran movimiento maniqueo, que se extiende de oriente a occidente,
amenazan a la Iglesia. Por otra parte el pensamiento cristiano ha
adquirido profundidad y claridad, y al mismo tiempo vigencia social en
el Imperio Romano. El mundo antiguo esta en su última etapa. Los
bárbaros están llamando desde hace tiempo a todas las puestas del
Imperio; a lo largo de sus fronteras se hace sentir la presencia de los
pueblos germánicos, que se van infiltrando lentamente, antes de realizar
la gran irrupción del siglo V. Y sobre todo el paganismo ha dejado de
existir; la cultura romana se agota en el comentario y sigue
nutriéndose, al cabo de los siglos de una filosofía la griega que no es
capaz de renovar. En este momento aparece San Agustín, la plenitud de la
Patrística, que resume en su personalidad inmensa el mundo antiguo, al
que todavía pertenece, y la época moderna, que anuncia, y cuyo punto de
arranque es él mismo. En la obra agustiniana se cifra este paso decisivo
de un mundo a otro.
1. APARICIÓN DEL CRISTIANISMO.
Roma es heredera de la cultura griega que en los tiempos del imperio
alejandrino, tras su expansión por oriente toma contacto con los cultos
mistéricos orientales. La pérdida del marco colectivo de la polis y la necesidad
de salvación individual que aquel clima propiciaba desemboca en un
sincretismo religioso que dará lugar a la aparición de la gnosis y del
cristianismo.
En el clima filosófico y religioso del período helenístico-romano la
aparición del cristianismo no supone un hecho extraordinario si se tiene en
cuenta que podía ser considerado como una más de entre otras tantas opciones
religiosas importadas de las tierras conquistadas por el Imperio.
Tres son los principales rasgos de la filosofía de esta época:
• Una predominante y creciente orientación hacia cuestiones ético-políticas.
• Una preocupación salvífica que la hace progresivamente permeable a influjos místico-religiosos.
• Eclecticismo que sintetiza las tres grandes escuelas del pasado: platonismo, aristotelismo, y estoicismo.
2. FE Y RAZÓN EN LOS PADRES APOLOGISTAS
Es en el siglo II, después del proceso de helenización antes apuntado someramente, cuando el cristianismo
sale de su intimidad sectaria y se enfrenta, literalmente, a la cultura pagana del Imperio (a partir del año 64, siendo
emperador Nerón), pasa a ser una religión ilícita. La vocación universalista del cristianismo y su dogmatismo
monoteísta era una amenaza para toda la constelación de dioses del paganismo. A los ojos de los iniciados en la
filosofía el cristianismo debía resultar teóricamente intolerable ya desde la misma afirmación de una creación ex nihilo,
por no mencionar una ética de lo pusilánime que luego Nietzsche calificaría como una ética de esclavos.
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